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Mostrando entradas de febrero, 2018

ENCUESTAS Y ELECCIONES. Dagoberto Páramo Morales

Más allá de los escasos contenidos programáticos e ideológicos que han caracterizado la actual disputa electoral donde partidos y movimientos se pelean palmo a palmo el favor de los electores, a las encuestas se les ha asignado un privilegio jamás antes visto. En cada casa política parece imponerse la ya tradicional frase “ quien encuesta elige ”. Es innegable. Ahora las encuestas hacen parte del paquete obligado de estrategias y actividades impulsadas desde el seno de las distintas organizaciones electorales. Ya no solo miden el nivel de conocimiento de cada participante, ahora conducen buena parte del esfuerzo por llegar victoriosos a la meta final. Ya no es extraño ver en el rostro de los “ especialistas ” de la política de cada grupo cercano al candidato, su sensible preocupación por implementar estrategias que aumenten, lo más rápidamente posible, el porcentaje de “ aceptación ” en un mercado cada vez más apático y esquivo. Sin embargo e independiente de los intereses aso

MARKETING POLÍTICO. Dagoberto Páramo Morales

A pesar de la inmensa confusión que prevalece entre algunos expertos, existe una clara diferencia entre el marketing político y el marketing electoral. Como lo hemos manifestado en esta columna, el marketing electoral está concebido para participar en los comicios electorales para obtener o tratar de ganar un cargo de representación popular en cualquiera de las instituciones del Estado. Veamos en qué consiste el marketing político. Aunque parezca extraño podría decirse que parte de las actuales dificultades que viven muchas organizaciones políticas, algunas instituciones gubernamentales y varios organismos del Estado, se debe a que no han puesto en práctica los postulados del marketing político. Éste, aunque no se quiera comprender, es una clara manifestación de los postulados del marketing de las ideas, de los principios, de la democracia, de los partidos y grupos políticos, de la lucha por el bienestar general, de la defensa de los más sagrados derechos de un conglomerado social,

REALIDADES INEVITABLES (I). Microcuentos. Dagoberto Páramo Morales

Tres microcuentos del libro " Realidades inevitables ", que llevo preparando hace varios años: PARADOJA DE SANGRE Después de arrancarle la vida al peligroso delincuente de un fulminante disparo, el policía encubierto descubrió que el cadáver que yacía frío en el piso, polvoriento y húmedo, era el de su hermano menor a quien hacía más de veinte años no veía. DE INFARTO El mortífero espasmo que sintió en mitad del pecho le ahogó el grito de gol con el que celebraba el triunfo de su venerada selección nacional de futbol.   I NEVITABLE Por más que corrió hasta quedarse sin alientos, la muerte la alcanzó al doblar la esquina oscura y solitaria y al sentir el frío metal que en las manos del vagabundo le atravesara su dulce y tierno corazón.

EL VOTO, EL PRECIO EN EL MERCADO ELECTORAL. Dagoberto Páramo Morales

Dentro de muy poco, la suerte estará echada. El plazo se terminará y todo lo hecho, hecho estará. Llegará el momento en el que no habrá tiempo para lamentaciones por lo que se hizo o se dejó de hacer. Llegará la hora de la verdad para todo el esfuerzo realizado. El conteo de los sufragios depositados en las urnas ubicadas en todos los rincones del país será el implacable medidor del verdadero impacto de las estrategias implementadas, de los aciertos comunicacionales de cada campaña electoral, de la calidad de las recomendaciones formuladas por “ expertos ” del marketing electoral y los “ zorros ” de la política colombiana, de la capacidad de persuasión del candidato y de su movimiento político por la justeza de su programa, de la imagen transmitida, del posicionamiento logrado en la mente de los miembros de cada uno de los diferentes segmentos de mercado involucrados. Serán los electores quienes tendrán la última palabra. El balón estará del lado de los millones de colombianos q

PRODUCTOS ELECTORALES. Dagoberto Páramo Morales

En medio de la efervescencia electoral que vive el país, se imponen algunas reflexiones en torno a lo que significan los productos electorales en el marco de nuestra compleja y a veces poco comprendida realidad. Para empezar debemos aceptar que la competencia por ganar un escaño en los órganos legislativos nacionales se inscribe en el marketing electoral y éste, a su vez, se enmarca en el denominado marketing social: de las ideas, de las causas sociales, de la defensa de los intereses de determinado grupo humano. Por ello, su concepción y práctica deben ser contempladas desde lo predominantemente social en un entorno dado y de acuerdo con las costumbres y los patrones culturales prevalecientes. Es desde esta perspectiva que deben analizarse los tres componentes de cualquier producto electoral que es ofrecido a cambio del voto del elector: el candidato, su programa y, el partido o movimiento político. Hablar del candidato implica no solamente hacer referencia a su imagen y a su