Bajo la
profunda convicción intelectual de que una adecuada concepción e implementación
del marketing obedece a las realidades del entorno en el que las organizaciones
se desenvuelven, hemos venido estudiando nuestra compleja realidad desde hace
más de treinta años. Cargados de evidencias de la inmensa cantidad de negocios
que en Colombia se instalan por doquier, crecen, maduran y se sostienen, la
mayoría de ellos de carácter informal, hemos descubierto que la clave de su
éxito ha sido la permanente proximidad
que en la cotidianidad de sus respectivas prácticas comerciales se construyen y
reconstruyen día a día.
De un
lado está la cercanía establecida entre oferentes o distribuidores y sus consumidores
y del otro está la cercanía que se materializa entre proveedores de materias
primas y sus procesadores. Entre unos y otros se han edificado relaciones funcionales,
espaciales y sociales. La proximidad
funcional hace referencia al papel comercial que los oferentes cumplen ya
sea en condición de enlace a lo largo de la cadena de distribución o como
transformadores de materias primas. La proximidad
espacial tiene que ver con la ubicación física que tienen estos negocios
respecto al lugar de residencia o de trabajo de sus consumidores o de sus
proveedores que permite encontrarlos por todas partes, a la mano de quienes
reclaman sus bienes o servicios. Y, la proximidad
social relacionada con la cercanía “cómplice”
que se evidencia en el entramado sociocultural que los colombianos hemos tejido
con el vecino, con el conocido, con el amigo, con el paisano.
Estos
tres tipos de proximidad han dado vida a la denominada proximidad identitaria, que sirve para reproducir la tradición y
los patrones culturales prevalecientes en el interior de un grupo social
determinado. Todas ellas se fundamentan en la confianza, la conveniencia, la amabilidad,
la comodidad, la inmediatez, la familiaridad, y la tradición predominantes entre
quienes cumplen funciones productivas, distributivas o de consumo.
Las pruebas
son irrebatibles. En todos los sectores de la economía esta cercanía es cada
vez más notoria en todos los niveles, pero sobre todo en las micro y pequeñas
empresas que se sostienen a pesar del poder arrasador de las grandes empresas
que con tecnología y capital son su principal amenaza. El conocimiento y la comprensión
que en estos negocios se tiene de la “clientela”,
de sus requerimientos, de sus gustos, de sus condiciones de vida, y de su situación
familiar y personal, por ejemplo, le permite a cada propietario decidir la forma de conquistarla con ofertas
atractivas, diferenciadas y competitivas y, sobre todo, definir los mecanismos
para conservarla por mucho tiempo.
La supervivencia
y, en muchos casos, la consolidación de estas organizaciones se debe, sin duda
a que, producto de esta proximidad, todos los días hay mayores acercamientos a través
de genuinas relaciones personales y comerciales: un verdadero marketing de
relaciones. Lejos del marketing de bases de datos que ha enfriado mucho los
permanentes intercambios que de manera cotidiana se dan en los mercados
actuales. Muchas de ellas lo hacen de forma natural. Por experiencia y con gran
intuición ponen en práctica las múltiples proximidades sin plan premeditado alguno.
Simplemente el oferente conoce a su consumidor, a su comprador, a su cliente. Y
en consecuencia actúa.
A partir
de las evidencias acumuladas podemos afirmar de forma categórica que el
marketing más practicado a lo largo de la historia de Colombia gira, ha girado
y seguramente seguirá girando alrededor de la proximidad como eje de las estrategias y los programas. Esta
práctica social y comercial seguirá manifestándose mediante el marketing a la colombiana, que como lo
hemos venido pregonando, está determinado por cada realidad regional y local
que tipifica la gran diversidad cultural que nos identifica. Ojalá todos lo
entendamos y lo pongamos en práctica para el bienestar del conjunto de nuestra
sociedad.
ALFILER:
¡Qué desfachatez la de la candidata –¿conservadora?, ¿por firmas?- Martha Lucía
Ramírez!. Nada más ruin que utilizar las miserias de otros pueblos para hacer
política interna. Como si nuestro país pudiera servir de modelo de desarrollo referente
para los países hermanos. ¿Acaso no ha visto la pobreza que campea por nuestros
campos y ciudades?, ¿no se da cuenta que somos uno de los países más desiguales
del mundo (los segundos en América Latina)?, ¿no se ha percatado de la gran
cantidad de niños de la Guajira que mueren no de desnutrición, sino de física
hambre?. ¡Qué pobreza mental y humana la de esta mujer! ¿Qué tal que un
político de un país vecino utilizara todas nuestras desgracias como bandera de
campaña politiquera?. Pero lo peor de todo es su inútil intento de tratar de
sacarse ella misma de la baraja de responsables de lo que vivimos
cotidianamente. O, ¿de qué ha vivido últimamente sino de los altos cargos del
poder polìtico? ¡Qué asco!
http://dontamalio.com/columnistas/dagoberto-p-ramo-morales/la-proximidad-la-clave-en-colombia
Instagram:
dagobertoparamo
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