Al llegar diciembre con su alegría, "mes de parranda y animación", surgen balances por doquier. Hacer este arqueo con el marketing exige precisar que el éxito de sus estrategias y sus programas depende de las particulares complejidades que le imponen las circunstancias que prevalecen en el entorno y de la capacidad que se tenga para estudiarlas, analizarlas e interpretarlas. Es innegable el vínculo que la práctica del marketing mantiene con las realidades políticas, sociales y económicas en la que las empresas ejercen su accionar.
Es entonces mirando el galimatías de nuestro propio mundo como seremos capaces de mirar las ventajas y las limitaciones que el marketing comporta en sí mismo. Veamos.
En lo político, la "incertidumbre" oficial en relación con la continuación en el poder del Presidente ha llenado el ambiente de los negocios de una zozobra sin igual. Nadie puede negar el impacto que ha tenido en la agenda nacional no saber qué va a suceder en el futuro inmediato en cuanto a la continuación de las políticas estatales actuales, por cierto ya bastante desgastadas, a juzgar por los verdaderos resultados alcanzados. Las mayorías parlamentarias siguen haciendo un trabajo preñado de críticas en un Congreso nunca antes tan desprestigiado. Sus condenables prácticas de "tapémonos unos a otros" han hecho perder aún más la ya cuestionada legitimidad de todos y cada uno de los actos legislativos por ellos aprobados.
Y si en lo político el asunto no es claro, es más confuso aún en lo social. También se han registrado logros pero, siendo honestos, éstos son magros frente a los grandes retos. La violencia se ha trasladado a las ciudades y la angustia por el pan de cada día sigue siendo la preocupación principal. Los niveles de desplazamiento siguen causando honda preocupación. El conflicto armado no ha terminado y el miedo campea en cada rincón de la geografía nacional. Ni los grupos armados ilegales se han acabado ni tampoco hay claridad sobre el final de las tantas y diversas formas de intimidación que han emergido. La exclusión y el abandono siguen marcando la vida de la mayoría de los colombianos y ello ha impactado de forma negativa la forma de hacer negocios por todo el país. Y ni hablar del lío de las pirámides que todo lo han trastocado.
En lo económico, aunque con ciertos avances que algunos han magnificado, la situación del país se ha deteriorado en términos reales. La capacidad del poder adquisitivo del salario mínimo es, según analistas, menor al de hace seis años. Lo cual, por supuesto, ha tenido sensibles implicaciones al analizar el ingreso disponible para la adquisición de bienes y servicios no asociados a la supervivencia diaria. Eso explica en buena medida la notoria desaceleración experimentada en muchos sectores de la economía nacional y el rápido proceso de miniaturización del tamaño de los productos expendidos sobre todo en las tiendas de barrio donde se aprovisionan las capas más desfavorecidas de la población. Sería miope no reconocer los avances, pero sería aún más obtuso creer que ya todo está resuelto y que el horizonte está despejado.
Como puede verse, el panorama real dista mucho de ser el soñado por todos. Las dificultades vividas por los estrategas de marketing los han obligado a ser mucho más creativos e imaginativos para hacer coincidir sus decisiones con nuestra particular realidad. El reto, en muchas ocasiones, los ha rebasado sobre todo cuando han debido hacer frente a las realidades del mercado que van más allá del discurso oficial en el que pareciera que todo es color de rosa. Y más preocupante aún son los negros nubarrones que se presagia marcarán la pauta el año entrante, más oscuros, más indescifrables.
Dagoberto Páramo Morales
Publicado en EL NUEVO DIA. Ibagué. Sábado 3 de Enero de 2009 http://www.elnuevodia.com.co/nuevodia/opinion/columnistas/3374-a-proposito-de-balances.html.
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