¿Hasta cuándo los miembros de la desprestigiada clase política colombiana podrán entender la verdadera dimensión que tiene el marketing político y electoral en el ejercicio de sus responsabilidades públicas? ¿Será que llegará el día en que estos “ prohombres ” comprendan el verdadero efecto que tienen sus decisiones presentes sobre su futuro como producto personal y profesional? ¿Será que no se cansan de prometer lo inalcanzable para cautivar incautos y después maquillar sus incumplimientos con supuestas ejecutorias que solo sus áulicos reconocen? ¿Llegará el día en que dejen de embaucar a tanta ingenua audiencia con sus peroratas llenas de ilusiones y miedos para llegar a los cargos de representación y dedicarse a defender sus propios intereses y los de todos sus amigos? ¿Tendrán un mínimo de conciencia ciudadana para darse cuenta de los terribles desencantos que produce en el alma colectiva estos engaños que han aprendido a enmascarar de forma magistral masificándolos a través
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