Al igual que las festividades populares celebradas en buena parte del país donde la alegría y la parranda convergen como excusa para dar rienda suelta al goce y a la diversión, la Semana Santa es una de las más esperadas a lo largo y ancho del país y de las de mayor impacto en el sentimiento nacional. En ella, aunque con enormes diferencias con aquelllos procesos espirituales de recogimiento y reflexión cristianas que les correspondió vivir a nuestros abuelos y antecesores, aún se desarrollan significativos esfuerzos para acercarse a Dios con innegables síntomas de arrepentimiento y sano espíritu de contrición que nos llene de tranquilidad y paz celestial. Por fortuna, todavía pueden verse las iglesias, sobre todo las católicas, llenas de fieles cumpliendo los rituales que desde la tradición se han impuesto como una clara manifestación de ese mundo espiritual que se espera pueda mantenerse ojalá por siempre en medio de nuestras conciencias ciudadanas. En mitad de los rezos y pleg
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