Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de diciembre, 2018

NEGOCIOS DE CARRETERA. Dagoberto Páramo Morales

¿Quién no ha visto ondear un trapo rojo en las afueras de algún restaurante ya sea en las afueras de cualquier ciudad, o en la mitad de una de esas carreteras olvidadas de Dios por las que los colombianos solemos transitar? ¿Quién no ha visto a unos jóvenes, pálidos pero emocionados, hacer hasta lo imposible para que nos detengamos a degustar su rica oferta culinaria, sacudiendo sus manos o pronunciando vocablos a veces inentendibles? ¿Quién no ha sentido la tentación de detener su automóvil y traspasar los quicios de esas puertas que nunca se cierran de aquellos negocios, a veces improvisados, con los cuales muchos compatriotas se ganan la vida a punta de mercadear sus productos de sabores auténticamente regionales? ¿Quién no ha sentido ese aroma de comida típica que al surcar el aire nos induce a hacer una parada en estos restaurantes de carretera? Así, en las orillas de cualquier “ autopista ” nacional o de algún polvoriento camino, armados del infinito ingenio propio de nues

A BORDO. Dagoberto Páramo Morales

Es decepcionante, por decir lo menos, lo que viene sucediendo con el servicio a bordo prestado por las distintas aerolíneas colombianas y extranjeras que surcan los aires en su visible propósito de reducir las distancias y con ello contribuir al mejoramiento de la competitividad nacional y el bienestar de la población. Ha sido tal su deterioro que solo su condición de monopolio de algunas de ellas puede explicar lo que a diario acontece. Circunstancias ante las cuales, como viajeros frecuentes u ocasionales, poco o nada podemos hacer, más allá de tragarnos la ira y la tristeza, porque tampoco sirve, aunque sus directivas digan lo contrario, hacer sentir nuestro desconsuelo y nuestra voz de protesta. Si bien es cierto las aerolíneas colombianas han mejorado de manera sensible su puntualidad, en la mayor parte de ellas la atención a bordo es bastante deficiente. Con actitudes displicentes de algunos de sus sobrecargos ya ni se transmite una sensación de amabilidad y respeto. Su accio